Las tierras del norte argentino no solo nos deslumbran con sus altas montañas y fantásticos paisajes, sino que además están repletas de mitos, historias y leyendas que le dan vida a toda la quebrada.

Uno de los personajes que forma parte de estos relatos es El Coquena, conocido como el Dios protector de las vicuñas. Aquellos a quienes se les a presentado lo han identificado de diversas maneras: una pequeña vicuñita, de ágil andar y actitud majestuosa, con ojos negros y profunda mirada; un hombre de gran tamaño y presencia amenazante, que emite un silbido tan fuerte y terrorífico (seguido del golpear de su talero en el suelo) que producen el temblor del propio cuerpo y resonar de los cerros. También hay quienes afirman haberlo cruzado en forma de burro negro o de sombra abrumadora que se mueve en los caminos de quienes van en busca del animal.

Al fin y al cabo hay quienes confirmar haber experimentado algunas de estos fenómenos y quienes lo simplifican adjudicándoselo a la Puna, El Fuerte sol y viento seco de los altos cerros. Eso sí, aún no sabemos de nadie que se haya animado a cargar su carabina al hombro nuevamente.